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Por: Richbell Meléndez

 

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El primer padre que insistió en que los deuterocanonicos eran apócrifos influenciado por su estadía en Belen fue San Jerónimo en el final del siglo IV. La opinión del santo se encontró con una oposición inmediata por medio de una serie de consejos del Norte de África que reafirmaron los deuterocanonicos como Sagrada Escritura. Sin embargo, la opinión de Jeronimo siguió circulando en Occidente a través de varios prefacios que fueron incluidos en su Vulgata latina (la nueva traducción latina de Jeronimo de la Biblia).

 

En la Edad Media, la Vulgata se convirtió en la traducción del Oeste y sus prefacios (junto con sus otras obras) se convirtieron en parte integrante de cada Biblia en la educación del erudito. No es ninguna sorpresa, por lo tanto, que varios católicos medievales prominentes eruditos hicieron eco de las palabras de su maestro en sus obras.

 

Sin embargo lo que muchos apologistas protestantes cuando tratan este tema, olvidan mencionar es que como nos recuerda el apologista católico Anwar Tapias Lakatt en un articulo de su autoria.

 

En Jerónimo se pueden distinguir tres períodos sobre este tema:

 

- Período inicial donde admite todos los deuterocanónicos

- Período de dudas y discusiones

- Periódo final de traducción completa y reconocimiento de los deuterocanónicos.

 

En los muchos escritos protestantes sobre este tema, sólo ubican el segundo período de Jerónimo, por lo que engañan a la gente, haciéndola creer que Jerónimo murió excluyendo los deuterocanónicos.

 

a.) Inicialmente, Jerónimo seguía la versión de los LXX, que contenía todos los deuterocanónicos, razón por lo cual los aceptaba.

 

b.) A partir del año 384, el Papa Dámaso designa a Jerónimo para que tradujera la Biblia al latín. Se debe entender que Jerónimo vivía en Jerusalén y tenía maestros judíos, que influyeron notablemente en su decisión sobre el canon. En su prólogo galeato (392) reconoce que lo que no se encuentre en su traducción(del hebreo) no es inspirado.

 

Posteriormente en el 398 niega todo valor de los deuterocanónicos para ser usado en doctrina.

 

Los protestantes citan frecuentemente textos donde Jerónimo rechaza los “apócrifos” en general, haciendo ver como si sólo se refiriera a los deuterocanónicos, pero tal cosa es poco objetiva ya que en los mismos escritos de San Jeronimo vemos como reconoce a los libros deuterocanonicos como Sagrada Escritura.

 

c.) Su proceso de aceptación fue lento y muy diverso. Hacia el 407 traduce Tobías. En el 397 coloca a Judith a la par de Ester y Rut pero duda de su inspiración. De todos modos existen unas 200 alusiones de Jerónimo a los deuterocanónicos como Escritura.

 

Cuando escribe contra Rufino sobre las partes deutero de Daniel dice: "¿Qué pecado he cometido si he seguido el juicio de las Iglesias? Pero el que me acusa de relatar las objeciones que los hebreos han levantado contra la historia de Susana, el cántico de los tres jóvenes, y la historia del Bel y el Dragón, que no se encuentran en el volumen hebreo, sólo demuestra ser un tonto sicópata. Ya que yo no estaba relatando mis opiniones personales, sino los comentarios que ellos (los judíos) suelen hacer contra nosotros" (Contra Rufino 11:33 [400 D.C.]). Así, Jerónimo reconocía el principio por medio del cual se definía el canon - el juicio de la Iglesia, no el de los judíos posteriores.

 

Se concluye que en sus últimos años de vida, Jerónimo reconoce a la Iglesia Católica como autoridad sobre el canon del Antiguo Testamento y no la de los judíos tal como lo vemos cuando en el año 407 traduce el libro de Tobías donde en su prefacio advierte, sin embargo, que los hebreos lo consideraban como apócrifo; pero justifica su decisión de traducirlo diciendo: “melius esse iudicans pharisaeorum displicere iudicio et episcoporum iussionibus deservire” (“es mejor oponerse al juicio de los fariseos y obedecer las ordenanzas de los obispos”)

 

Se raya mucho en que Jerónimo los tradujo contra su voluntad. La pregunta es ¿La autoridad sobre el canon recaía sobre Jerónimo o sobre la Iglesia? Jerónimo tenía una visión personal sobre el tema, y ya se vieron los factores que influyeron sobre él; de todos modos se acoge a la autoridad de la Iglesia desconociendo así la autoridad judía sobre el canon.

 

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¿Cuántas veces hemos escuchado a algunas personas no católicas decir que la Iglesia Católica enseña que la salvación es por obras? Muchas veces verdad, sin embargo esto no es cierto, ya que si van a los documentos oficiales donde se encuentra la enseñanza de la Iglesia como por ejemplo el Catecismo de la Iglesia Católica promulgado en el pontificado del Papa Juan Pablo II, no encontrara en ningún lado que diga que “la salvación la ganamos con nuestras obras”. De hecho la Iglesia en la historia ha condenado a quienes han enseñado que la salvación es por obras y no por gracia de Dios.

 

En el siglo V se origino una herejía dentro del Cristianismo que se llego a conocer como Pelagianismo, la página web Theopedia (Enciclopedia del Cristianismo Bíblico) nos dice respecto a esta herejía lo siguiente.

 

“El pelagianismo enseña que los seres humanos nacen en un estado de inocencia con una naturaleza tan pura como la que Adán recibió en su creación.

 

Como resultado de su suposición básica, Pelagio enseñó que el hombre tiene una capacidad moral imperturbable para elegir lo que es espiritualmente bueno y posee el libre albedrío, la capacidad y la capacidad para hacer lo que es espiritualmente bueno. Esto resultó en un evangelio de salvación basado en obras humanas.” (Articulo web de Theopedia: Pelagianism)

 

Entonces la herejía que enseña la salvación por obras fue el Pelagianismo y no la Iglesia Católica, ya que la Iglesia combatió y condeno esta herejía tal como lo menciona el artículo web ya citado.

 

“El pelagianismo es abrumadoramente incompatible con la Biblia y fue históricamente opuesto por Agustín (354-430), obispo de Hipona, que condujo a su condena como una herejía en el Concilio de Cartago en 418 dC. Estas condenas fueron ratificadas sumariamente en el Concilio de Éfeso (AD 431).” (Articulo web de Theopedia: Pelagianism)

 

Teniendo presente esto, si la Iglesia condeno la salvación por obras. Es porque la Iglesia Católica no enseña la salvación por obras. El que diga que la Iglesia Católica enseña la salvación por obras que lo demuestre, esta es una vil mentira que repiten algunos no católicos, partiendo de una tergiversación o desconocimiento de la enseñanza oficial de la Iglesia Católica.

 

Una buena exposición de la enseñanza católica, condenando la salvación por obras sin necesidad de la gracia divina, la podemos encontrar en el Concilio de Trento (1545-1563)

 

CAN. I. Si alguno dijere, que el hombre se puede justificar para con Dios por sus propias obras, hechas o con solas las fuerzas de la naturaleza, o por la doctrina de la ley, sin la divina gracia adquirida por Jesucristo; sea excomulgado. (Decreto sobre la justificación. Canon I)

 

Espero que en este punto haya quedado claro que la Iglesia nunca ha enseñado que la salvación sea por obras, sino que más bien al contrario ha condenado a los que enseñan que la salvación la podemos obtener por nuestras propias obras sin la gracia divina.

 

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El filósofo religioso protestante bautista Jerry L. Walls después de haber escrito sobre el cielo y el infierno, completa una trilogía con un libro sobre el purgatorio, titulado "Purgatory: The Logic of Total Transformation" (2011).

 

El mismo recibió una crítica positiva en la Universidad Católica Romana de Notre Dame Philosophical Reviews .

 

"Históricamente informado, filosóficamente competente y teológicamente alerta, el resultado es un libro impresionante. Su objetivo no es probar que una doctrina del purgatorio sea verdadera. Es sugerir que, en una comprensión dada del purgatorio, las Escrituras no entran en conflicto con ella, las doctrinas cristianas centrales no son inconsistentes con ella, y la gracia no es negada por ella. En cambio, la gracia se cumple a través de ella. "

 

La web protestante "El Siglo Cristiano" sugirió que, si los protestantes siguieran la lógica de Walls, podrían aceptar su punto de vista de un estado intermedio sin llamarlo purgatorio.

 

Dentro de la cristiandad temprana , él encuentra "pistas bíblicas del purgatorio" y las examina. En una encuesta de escritores cristianos, a quien llama los "Padres y Madres del Purgatorio", Walls encuentra el comienzo de la doctrina del purgatorio en sus escritos. Estas tres fuentes condujeron al "nacimiento del purgatorio" en el siglo XII. El siglo XIII vio los comienzos de la adopción del purgatorio y su adopción como doctrina en 1274.

 

Walls no basa su creencia en el purgatorio principalmente en las Escrituras, las Madres y Padres de la Iglesia,(autoridad doctrinal) de la iglesia católica romana. Más bien, su argumento básico es que, en una frase que usa a menudo, "tiene sentido".

 

Para Walls, el purgatorio tiene una lógica como en el título de su libro. Walls documenta el "contraste entre los modelos de satisfacción y santificación" del purgatorio. En el modelo de satisfacción, "el castigo del purgatorio" es satisfacer la justicia de Dios.

 

En el modelo de santificación, Wall escribe que "el Purgatorio podría ser representado ... como un régimen para recuperar la salud espiritual y volver a la forma moral".

En la teología católica romana, Walls encuentra que la doctrina del purgatorio ha "oscilado" entre los "polos de satisfacción y santificación" a veces "combinando ambos elementos en algún lugar en el medio".

 

Él cree que el modelo de santificación "puede ser afirmado por los protestantes sin contradecir su teología" y descubrir que "tiene más sentido" que una purga instantánea del pecado en el momento de la muerte.

 

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