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Por: Richbell Meléndez

 

Según algunos protestantes, sobre todo aquellos fuertemente anticatólicos y antimarianos, que no les importa negar verdades de fe ya definidas por la Iglesia como la Virginidad Perpetua de María, suelen alegar que esta doctrina es de origen gnóstico.

 

Se basan en el hecho de que la Virginidad Perpetua de María fue mencionada en libros "apócrifos" del siglo II como el Protoevangelio de Santiago, por lo que concluyen que al ser mencionado en un libro "apócrifo" entonces el origen de la creencia se debe a dicho libro.

 

Ese argumento claramente es una falacia non sequitur, porque la conclusión a la que se llega no se sigue de las premisas, dado que el hecho de que una verdad se mencione en un libro apócrifo no quiere decir que su origen se deba a ese libro, ya que como reconoce el mariólogo Gabrielle M. Roschini:

"Los Apócrifos tienen indudablemente (...) importancia teológica (por los elementos que confirman alguna verdad revelada)" (Diccionario Mariano (1964) p. 46)

Fíjense como el mariólogo dice que los apócrifos confirman alguna verdad revelada, no dice que originan dicha verdad. Otro mariólogo, José C.R. García Paredes, también opina que el Protoevangelio de Santiago refleja creencias anteriores a su fecha de composición.

 

“Las primeras alusiones a este evangelio [Protoevangelio de Santiago] se encuentran en Justino (†165), Clemente de Alejandría († 215), Orígenes († 253-254), Gregorio de Nisa († 394) y Epifanio († 403). Respecto a su antigüedad, parece ser que ya existía en el siglo II un libro de Santiago, que contenía dos partes al menos del Protoevangelio. Objetivo de este libro era glorificar a María. Tuvo una grandísima difusión. Es una obra anterior a los dogmas, a la doctrina desarrollada, a los Santos Padres. Refleja creencias populares anteriores a su fecha de composición.” (Mariología, BAC. Madrid 1995, p. 170)

 

Aun así, el error del protestante es que generaliza todos los apócrifos, cometiendo el típico error de pensar que "apócrifo" es igual a falso o herético. Al parecer, ignora las distintas clasificaciones que podemos encontrar de los libros apócrifos del Nuevo Testamento, específicamente entre los llamados "Evangelios apócrifos".

 

El "Diccionario Bíblico Ilustrado Holman Revisado y Aumentado" (2014) explica esta clasificación de los Evangelios apócrifos:

"Los Evangelios apócrifos. Este gran grupo de escritos se puede clasificar aún más en evangelios de la infancia, evangelios de la pasión, evangelios judeocristianos y evangelios originados en grupos herejes. (...) “Evangelios de la Infancia” es el nombre de obras apócrifas que en cierto modo tratan del nacimiento o de la niñez de Jesús, o de ambos. (...) Los escritores de estos evangelios de la infancia apócrifos intentaban corregir lo que ellos consideraban como deficiencias de los relatos canónicos e intentaban llenar los espacios en blanco que ellos veían. La mayor parte del material se ocupa de los años de silencio de la niñez de Jesús. Los dos evangelios de la infancia más antiguos, a partir de los cuales se desarrolló la mayor parte de la literatura posterior, son el Protoevangelio de Santiago y el Evangelio de la Infancia según Tomás." (p. 108)

 

Entonces, el Protoevangelio de Santiago, entra en la clasificación de los "Evangelios de la Infancia" los cuales se distinguen de los "Evangelios heréticos" que, como también comenta el mismo "Diccionario Bíblico Ilustrado Holman Revisado y Aumentado" estos si son los que tienen origen gnóstico.

 

"Los Evangelios heréticos abarcan una amplia variedad de evangelios apócrifos, la mayoría de los cuales se consideran evangelios gnósticos." (p. 109)

 

Lo anterior también lo confirma el P. Philip J. Donnelly quien colabora en la obra de "Mariología" (1964) de Juniper Carol.

 

"ESTOS (COMO EL PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO) FUERON COMPUESTOS, PROBABLEMENTE, POR LA GENTE SENCILLA PERTENECIENTE A LA IGLESIA, NO POR LAS SECTAS CONSIDERADAS HEREJES – COMO ALGUNOS HAN AFIRMADO. Pero, sea cual fuere su origen, no tenemos fundamento para concluir que los apócrifos contenían y transmitieron la tradición auténticamente apostólica relativa al dogma de la perpetua virginidad de María.” (Mariología" (1964) p. 656).

 

Lo que está entre paréntesis lo agregue para entender mejor a que se refiere.

 

He citado a este mariólogo católico y su opinión, dado que a estos protestantes que niegan la virginidad perpetua de María suelen citar opiniones de "mariólogos católicos" y piensan que son la última autoridad en el tema. Sin embargo, para el cristianismo la autoridad sobre este tema de la Virginidad Perpetua de María ya fue aclarada en el Concilio de Constantinopla II (553), un concilio ecuménico de la Iglesia reconocido por la cristiandad antigua.

 

Este concilio reconoce a María como la siempre virgen y anatematiza a aquellos que no lo creen así.

 

“Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios tiene dos nacimientos, el que es antes de todos los siglos procedente del Padre, fuera del tiempo y sin cuerpo, y en segundo lugar el nacimiento de estos postreros días cuando el Verbo de Dios descendió de los cielos y se hizo carne de María santa y gloriosa, madre de Dios y siempre virgen, y nació de ella: sea anatema.” (2. Anatemas contra los “tres capítulos”)

 

Claramente, este concilio llama a María siempre virgen confirmando el dogma de la perpetua virginidad de María, algo que ciertos protestantes niegan o consideran antibíblico. Pero este concilio fue muy claro al enseñarlo.

 

Finalmente, la opinión de estos protestantes no hace que deje de ser verdad la Virginidad Perpetua de María, creencia que compartimos la cristiandad antigua conformada por católicos y ortodoxos y los protestantes históricos, no tiene nada que ver con el gnosticismo como algunos suelen afirmar en base a falacias.

 

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Richbell Meléndez. Laico católico dedicado tiempo completo al apostolado de la Apologética y subdirector de la Escuela de Apologética Online DASM.

 

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Por: Richbell Meléndez

 

Muchos protestantes en la actualidad rechazan el dogma de la Virginidad Perpetua de María a pesar que los principales líderes de la reforma creyeron y defendieron esta enseñanza.

 

El dogma de la Virginidad Perpetua de María se puede decir que fue definido por el Magisterio Extraordinario de la Iglesia específicamente en el Concilio de Constantinopla II (553), el cual reconoce a María como la siempre virgen y anatematiza a aquellos que no lo creen así.

 

“Si alguno no confiesa que el Verbo de Dios tiene dos nacimientos, el que es antes de todos los siglos procedente del Padre, fuera del tiempo y sin cuerpo, y en segundo lugar el nacimiento de estos postreros días cuando el Verbo de Dios descendió de los cielos y se hizo carne de María santa y gloriosa, madre de Dios y SIEMPRE VIRGEN y nació de ella: sea anatema.” (2. Anatemas contra los “tres capítulos”)

 

Este concilio es reconocido como el V concilio ecuménico de la Iglesia y que según el erudito protestante J. Gordon Melton es uno de los 7 primeros concilios de la Iglesia que los protestantes aceptan.

 

“Tanto los protestantes como los ortodoxos orientales aceptan las decisiones teológicas de los Siete Antiguos Concilios Ecuménicos de la Iglesia.” (Religions of the World: A Comprehensive Encyclopedia of Beliefs and Practices. p. 1913)

 

Aunque sabemos que en la práctica como se ha demostrado anteriormente, los protestantes no aceptan realmente los primeros siete concilios ecuménicos de la Iglesia porque si lo hicieran aceptarían muchas doctrinas católicas que estos enseñaron.

 

Pero como se mencionó al principio, esta si fue una creencia defendida por los principales líderes del protestantismo, entre los cuales tenemos a Martín Lutero, Ulrico Zuinglio, Juan Calvino, entre otros, esto lo confirma el teólogo evangélico Donald G. Bloesch.

 

“Lutero, Calvino, Zuinglio, Wolleb, Bullinger y Wesley afirmaron que María era siempre Virgen (Semper virgo).” (Jesus Christ: Savior and Lord. p. 87)

 

Pero volviendo al punto, los protestantes que rechazan la Virginidad Perpetua de María pretenden justificar su rechazo a la doctrina de la Virginidad Perpetua de María, alegando que es “materia opinable” y no un “dogma de fe” por eso no se encuentran en las confesiones de fe protestante las cuales representan lo que si creen los protestantes históricos. ¿Pero qué tan cierto será esto?

 

Bueno quiero compartir algunas citas del libro “Reformed Confessions of the 16th and 17th Centuries in English Translation: (1523-1693)” compilado por James T. Dennison, Jr quien hace una recopilación de las confesiones de fe protestante desde el año 1523 hasta el año 1693 para que veamos si en estas confesiones protestante se mencionó la virginidad perpetua de María o no. Específicamente citare las siguientes confesiones.

 

- Los Artículos de Esmalcalda (1538) – Libro de Concordia (1580)

- Confesión Reformada de Rhaetia (1552)

- La confesión de Tarcal (1562) y Torda (1563)

- La Segunda Confesión Helvética (1566)

- Consenso de Sandomierz (1570)

- El Sínodo de Thorn (1595)

 

Entonces veamos que enseñaron estas confesiones y sínodos protestantes respecto a la virginidad perpetua de María.

 

- Los Artículos de Esmalcalda (1538) – Libro de Concordia (1580)

“Que el Hijo se hizo hombre de esta manera, que fue concebido, sin la cooperación del hombre, por el Espíritu Santo, y nació de la pura, santa y siempre Virgen María…” (Parte I. 4)

 

Estos artículos representan un resumen de la doctrina y creencia luterana, en su publicación en latín realizada por el seguidor de Martin Lutero, Nikolaus Selnecker se puede leer claramente la afirmación de la expresión “siempre virgen maría” (Semper virgine) que confirma la creencia en la virginidad perpetua de María. Del mismo modo se le llama Virgen en mucha de la literatura luterana.

 

Respecto a los Artículos de Esmalcalda (1538) hay que entender lo que ellos mismos afirman que “respecto a estos artículos no hay contienda ni disputa, ya que los confesamos de ambos lados. Por lo tanto, no es necesario ahora tratar más de ellos.”

 

Dejando así en claro que esta creencia de la Virginidad Perpetua de María no debe haber contienda ni disputa, también fueron incluidos en el Libro de la Concordia en 1580 como una de las Confesiones Luteranas de la fe. Todo luterano debe estar dispuesto a confesar la virginidad perpetua de María como lo observa el reverendo Mark P. Braden pastor de la iglesia evangélica-luterana de Zion.

 

“Cualquier pastor ordenado en la iglesia luterana debe estar dispuesto a confesar la doctrina de la virginidad perpetua de María, pues está contenida en el Libro de Concordia de 1580. En los Artículos de Esmalcalda, el latín dice et ex Maria, pura, sancta, Semper virgine (siempre virgen) nasceretur (Parte I.4). La confesión luterana, por tanto, puede ser justamente “María, siempre Virgen…”.” (“…Mary, ever virgin…” A Brief Exposition of the Biblical Doctrine of the Virginity of Mary, Mother of God (2012)

 

- Confesión Reformada de Rhaetia (1552)

 

“¿no creemos firmemente que el Señor Jesús no fue en modo alguno concebido de la simiente de José (lo cual ciertos herejes, estando discapacitados con los judíos, se han atrevido a proclamar) sino que Él fue concebido del Espíritu Santo (Lucas 1:35), y que Su bendita madre nunca había conocido varón, sino que permaneció virgen e intacta para siempre? Pero sería una tarea infinita producir todos los lugares de la Sagrada Escritura donde manifiesta cosas por un lado con palabras y por otro con significado y quiere que se entiendan cosas que son completamente diferentes de lo que dice en las palabras mismas (Ezequiel 44).”

 

Esta confesión forma parte de las creencias de los reformados suizos, vemos claramente como hace la pregunta de si María permaneció virgen e intacta para siempre, al mismo tiempo que responde que sería una tarea infinita producir todos los lugares que demuestran esto y termina citando Ezequiel 44 un texto que también uso San Jerónimo para defender la virginidad perpetua de María.

 

- La confesión de Tarcal (1562) y Torda (1563)

 

“Por tanto, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre (es decir, constituido verdaderamente de cuerpo y alma humanos y, por obra del Espíritu Santo, de la sustancia de la virgen María, hija de David), fue verdaderamente concebido y verdaderamente nacido de esa virgen (virgen, digo, tanto antes como después de dar a luz) y debía cumplir todas las cosas para nuestra salvación (Mateo 1:21-23; Lucas 1:27,31).” (Artículo XXIII)

 

La aclaración de que cuando la confesión dice “virgen” está refiriéndose a la Virgen antes y después de dar a luz, es una clave para entender que cuando en el protestantismo se hacía referencia en una confesión de fe a la Virgen María mayormente se estaba haciendo alusión a la Virginidad perpetua de María, esta confesión fue válida para los protestante húngaros hasta que fue reemplazada por la Segunda Confesión Helvética (1566), sin embargo alguno pensara que luego dejo de creer, pero veamos lo que dice la Segunda Confesión Helvética.

 

- La Segunda Confesión Helvética (1566)

 

“Enseñamos también y creemos que el Hijo eterno del Dios eterno fue hecho Hijo del hombre, de la simiente de Abraham y de David (Mat. 1:1-25), no por medio de ningún hombre, como afirma Ebion; pero que Él fue puramente concebido por el Espíritu Santo, y nació de María, quien siempre fue virgen, tal como lo declara la historia del evangelio. Y Pablo dice: “Él no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham” (Hebreos 2:16). Y el apóstol Juan dice: “El que no cree que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios” (1 Juan 4:3). La carne de Cristo, por lo tanto, no era ni carne en apariencia, ni tampoco carne traída del cielo, como soñaron Valentino y Marción.” (Capitulo 11)

 

Esta fue una confesión vinculante de las iglesias suizas reformadas y declara explícitamente que María fue siempre virgen. James Dennison, Jr. Comenta que esta confesión fue “la más ampliamente recibida de las confesiones reformadas del siglo XVI” (Reformed Confessions, vol. 2, p. 809), quienes adoptaron esta confesión además de las iglesias suizas, estaban las iglesias reformadas de Hungría y Europa del Este.

 

- Consenso de Sandomierz (1570)

 

“También creemos y confesamos que este eterno Hijo de Dios es el hijo del hombre, de la generación de Abraham y de David, concebido no de la unión con un hombre (como dijo Ebion), sino sin mancha por el Espíritu Santo y nacido de sangre pura y perpetua virgen María. Todos los evangelistas escribieron sobre esto diligentemente, y San Pablo dice que Dios no llamó a los ángeles, sino a la descendencia de Abraham (Heb. 2:16). Asimismo, San Juan: “El que no cree que Jesucristo vino en carne, no es de Dios” (1 Juan 4:3).” (Artículo 11)

 

En otros países donde hizo presencia el protestante el consenso de Sandomierz represento la confesión de fe confesión polaca, checa y bohemia. Del mismo modo que las anteriores esta confiesa la virginidad perpetua de María de manera más explícita al usar la expresión “perpetua virgen María” además de aclarar que los evangelistas escribieron sobre esto diligentemente.

 

- El Sínodo de Thorn (1595)

 

“También creemos como artículo fundamental el artículo sobre el oficio de nuestro Señor Jesucristo, a saber, que el Hijo unigénito del Padre hecho carne por María (que permaneció siempre virgen) es nuestro único Redentor y Mediador, y sólo por esto es el Fundamento, la Cabeza, el Sumo Sacerdote y el Profeta, y asimismo el único Rey y Esposo de la iglesia, en quien solo reside la plenitud del poder, la gracia y la vida, que de Él, como cabeza por medio de la misma Espíritu, se derrama en todos los miembros según la medida de cada creyente.” (II, 2, 2)

 

Este sínodo representa también a los protestantes de Polonia y Lituania, se aprecia que sigue confirmando a María como la siempre virgen.

 

Conclusión:

 

Después de haber leído, analizado y estudiado las diversas confesiones de fe y sínodos protestantes podemos constatar que la Virginidad Perpetua de María formaba parte de las creencias de gran parte de los protestantes históricos, con algunas excepciones. Pero que no llegan a afectar el dogma ya proclamado en el Concilio de Constantinopla II (553) de María siempre virgen.

 

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Richbell Meléndez. Laico católico dedicado tiempo completo al apostolado de la Apologética y subdirector de la Escuela de Apologética Online DASM.

 

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A pesar de estas declaraciones explícitas sobre la inerrancia bíblica (Dei Verbum [DV] 13, 16, Providentissimus Deus, Divino Afflante Spiritu, Catecismo de la Iglesia Católica 107),