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Por: Anwar Tapias Lakatt

 

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He podido observar que entre los Padres de la Iglesia que se utilizan para justificar la Sola Escritura por parte de los protestantes es a Ireneo de Lyon. San Ireneo escribe algo que a los protestantes les da a entender que él creía y por ende los cristianos primitivos creían en la sola Escritura. La cita es:

 

Nosotros no hemos conocido la Economía de nuestra salvación, sino por aquellos a través de los cuales el Evangelio ha llegado hasta nosotros: ellos primero lo proclamaron, después por voluntad de Dios nos lo transmitieron por escrito para que fuese «columna y fundamento» (1 Tim 3,15) de nuestra fe.

 

Los protestantes parecen entender que es la Escritura la que se volvió columna y fundamento, sin embargo el mismo texto nos muestra claramente que es el Evangelio el que es columna y fundamento. Y cuando menciona Evangelio no se refiere a un texto, pues San Ireneo menciona que primero se PROCLAMO el Evangelio, es decir, el Evangelio es Evangelio (como anuncion de salvación DESDE que salió de la boca de Cristo y no cuando se puso por escrito).

 

Adicionalmente hace referencia a un pasaje de la Escritura que curiosamente enseña algo bien distinto al Sola Escritura, tomando la misma Reina Valera leemos:

 

para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

 

Según la misma Biblia, es LA IGLESIA, la que es columna y fundamento de la verdad, luego San Ireneo no está cambiando el concepto bíblico sobre quien es la columna, Para ello hay que leer más de la obra de este Padre y no una cita aislada y suelta.

 

El mismo capítulo de donde han tomado la cita inicial, también enseña línea seguido:

 

Los herejes ante la Escritura y la Tradición

2,1. Porque al usar las Escrituras para argumentar, la convierten en fiscal de las Escrituras mismas, acusándolas o de no decir las cosas rectamente o de no tener autoridad, y de narrar las cosas de diversos modos: no se puede en ellas descubrir la verdad si no se conoce la Tradición. Porque, según dicen, no se trasmitiría (la verdad) por ellas sino de viva voz, por lo cual Pablo habría dicho: «Hablamos de la sabiduría entre los perfectos, sabiduría que no es de este mundo» (1 Cor 2,6)225. Y cada uno de ellos pretende que esta sabiduría es la que él ha encontrado, es decir una ficción, de modo que la verdad se hallaría dignamente unas veces en Valentín, otras en Marción, otras en Cerinto, finalmente estaría en Basílides o en quien disputa contra él, que nada [847] pudo decir de salvífico. Pues cada uno de éstos está tan pervertido que no se avergüenza de predicarse a sí mismo (2 Cor 4,5) depravando la Regla de la Verdad.

 

2,2.

Cuando nosotros los atacamos con la Tradición que la Iglesia custodia a partir de los Apóstoles por la sucesión de los presbíteros, se ponen contra la Tradición diciendo que tienen no sólo presbíteros sino también apóstoles más sabios que han encontrado la verdad sincera: porque los Apóstoles «habrían mezclado lo que pertenece a la Ley con las palabras del Salvador»; y no solamente los Apóstoles, sino «el mismo Señor habría predicado cosas que provenían a veces del Demiurgo, a veces del Intermediario, a veces de la Suma Potencia»; en cambio ellos conocerían «el misterio escondido» (Ef 3,9; Col 1,26), indubitable, incontaminado y sincero: esto no es sino blasfemar contra su Creador.

 

Y terminan por no estar de acuerdo ni con la Tradición ni con las Escrituras.

 

San Ireneo, distingue claramente las dos formas de transmitir el UNICO EVANGELIO, el mensaje enseñado por Cristo, a la vez que sí muestra que hay sucesión de presbíteros.

 

Para todos aquellos que quieran ver la verdad, la Tradición de los Apóstoles ha sido manifestada al universo mundo en toda la Iglesia, y podemos enumerar a aquellos que en la Iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los Apóstoles hasta nosotros(Libro 3, I.3)

 

¿Entonces cómo es que ahora salen algunos negando la Sucesión Apostólica? Utilizan los Padres de la Iglesia según les conviene.

 

Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y «la fe anunciada» (Rom 1,8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. (Libro 3, I.3.3.2)

 

San Ireneo nos muestra que la Iglesia en Roma fue fundada por Pedro y Pablo. Pero algunos protestantes modernos salen ahora diciendo que Pedro ni estuvo en Roma. Además, nos enseña que la sede de Roma CONSERVA la Tradición y  la fe anunciada por los SUCESORES de los apóstoles.

 

Es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con esta Iglesia, cuya fundación es la más garantizada -me refiero a todos los fieles de cualquier lugar-, porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la Tradición apostólica (Libro 3, I.3.3.2)

 

Vemos ya el concepto de Comunión o armonía con la sede de Roma, que ha CONSERVADO la TRADICION APOSTOLICA.

 

Siendo, pues, tantos los testimonios, ya no es preciso buscar en otros la verdad que tan fácil es recibir de la Iglesia, ya que los Apóstoles depositaron en ella, como en un rico almacén, todo lo referente a la verdad, a fin de que «cuantos lo quieran saquen de ella el agua de la vida» (Ap 22,17). Esta es la entrada a la vida. «Todos los demás son ladrones y bandidos» (Jn 10,1.8-9). Por eso es necesario evitarlos, y en cambio amar con todo afecto cuanto pertenece a la Iglesia y mantener la Tradición de la verdad.

 

Los Apóstoles depositaron en LA IGLESIA todo lo referente a la Verdad, y debemos MANTENER la Tradición de la Iglesia.

 

Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las Iglesias más antiguas, en las cuales los Apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los Apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la Tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las Iglesias?

 

Donde está autoridad en materia doctrinal según San Ireneo de Lyon? EN LA IGLESIA, pues en ella se depositó la verdad. Y por eso, aun sin tener las Escrituras tendríamos IGUALMENTE que seguir el orden de la TRADICION. Es decir, las Escrituras JAMAS reemplazaron la autoridad de la Iglesia. Las Escrituras son Palabra de Dios, que se interpreta DENTRO de la Iglesia, no fuera de ella.

 

Así pues,la Tradición apostólica está viva en la Iglesia y dura entre nosotros. Ahora volvamos los ojos a las Escrituras, para sacar de ella la prueba de todas aquellas cosas que los Apóstoles dejaron por escrito en los Evangelios. (Libro 3, I.6.5.1)

 

Esta es otra cita que a veces usan para justificar la Sola Escritura, pero acá simplemente nos dice que la Escritura es prueba de los que los Apóstoles DEJARON POR ESCRITO.

 

No dice que es prueba únicade lo que ellos enseñaron solamente.

 

Entonces, San Ireneo de Lyon es un pésimo ejemplo usado por los protestantes para querer justificar la Sola Escritura.

 

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Richbell Meléndez, estudiante de teología en la EATEL, colaborador asiduo de distintas páginas de apologética católica y tutor de la escuela de apologética online DASM.

 

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