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Es una pena que tengamos que defender la apologética, porque bastaría que el Papa nos recordara que debemos estar dispuestos hacerlo. De la misma manera que nos enseña S. Pedro "ha estar dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a quien nos la pida" (1 P. 3: 15-18), para que todos lo hiciéramos, pero andamos todos con hipótesis teológicas de escritorio y no escuchamos lo que dice el magisterio.
El Papa Ratzinger (21/3/07) enseña y aclara que los apologistas no solo se proponían defender la nueva religión de las graves acusaciones de los paganos y de los judíos sino también de difundir la doctrina cristiana de una manera adecuada a la cultura del tiempo. Los primeros cristianos grandes conocedores no solo de la Escritura sino del Espíritu que la anima usaron la apologética, para probar a los judíos que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías. Justino en su Diálogo con Trifon responde y confronta las ideas que este rabí judío exponía contra el mesianismo de Jesús, contra la virginidad de María.
En esta apología no hay gritos ni pleito, es un debate intelectual de argumentos y razones. Trifón era un judío convencido y un gran pensador, el debatirse a nivel intelectual contra Justino no era para el un insulto una ofensa. Aquellos hombres le daban prioridad al cerebro y no al ombligo y por eso, los que le dan prioridad al ombligo sobre la razón, ni entiende ni son capaces de entender que estos encuentros no eran pleitos callejeros, sino verdaderos y apasionados debates intelectuales. En le mundo grecorromano la gente pensaba y se estimaba al que podía apoyar con argumentos sus ideas. Muchos ahora se proclaman ecuménicos y conciliadores porque su fe no tiene argumentos y a su cristianismo le falta columna vertebral.
Es el ambiente y la moda el que dicta su comportamiento y son las opiniones las que alimentan su pensar. El mundo de Justino y el de Trifon no era el de los slogans baratos de: Tu eres progresista, o tu eres conservador, o los legionarios son papistas. Es ridículo el que personas que supuestamente tienen universidad, todos su argumentos no pasan de lo que cabe en una etiqueta del trasero de un levy's. No tienen más argumentos ni más ideas que lo que cabe en un bomper sticker. Así no eran los tiempos de Justino y Trifon. Justino cristitano, Trifonjudío pensaban diferente, su creencias eran diferentes pero estaban dispuestos a confrontarlas en la arena del debate intelectual. No se insultaban con frases copiadas de cuentos de Borlas o aprendidas de memoria en un programa para pitufos.
La apologética enseña el Papa Ratzinger, tiene también una dimensión misionera que consiste en exponer los contenidos de la fe con un lenguaje y con categorías de pensamiento comprensibles al hombre contemporáneo.
La Historia, la Escritura y el Magisterio nos prueban la conveniencia y licitud de la apologética cristiana.
La apologética no sólo es útil, lícita y conveniente sino que hoy es más necesaria que nunca. Antes del concilio se usaba para responder a los protestantes ahora la necesitamos para defendernos de los semi-católicos, y de los semi-cristianos. Antes el debate era contra judíos, contra protestantes ahora tenemos que estar defendiendo la infalibilidad del Papa, la virginidad de María, la maldad del aborto contra nuestros mismos amigos, parientes católicos, contra catequistas a sueldo, teólogos de kiosco y personas con autoridad supuestamente católicos que con toda tranquilidad cuestionan y ponen en duda todas las verdades de fe que les molestan. ¿Qué está pasando aquí? La apologética, la catequesis con argumentos razonados históricos y bíblicos es más necesaria que nunca.
1. Concepto equivocado de apologética.
La apologética no es imponer a otros mis razones. Sino conocer las razones que hacen creíble la fe. Es decir, dejar de decir soy católico porque mis papás me bautizaron, creo en la Virgen porque mi abuela era muy devota de ella, o creo en el infierno porque el cura me amenazó. Basar mi fe en lo que dicen o hacen los otros es muy peligroso porque cuando los otros fallan, dan escándalo o simplemente me disgusto con ellos mi fe se derrumba como terrón de azúcar porque estaba sustentada sobre fundamentos sentimentales y humanos. Dominar la apologética es tener razones para creer, es ser adultos en la fe, tener un fe asimilada, personalizada, y lúcida.
Los que están en contra de la apologética, sabiéndolo o no queriéndolo o no, están fomentando un cristianismo inmaduro infantil, el tener un pensar subyugado a la opinión de la mayoría a lo que dice el periódico. Es una vergüenza el que jóvenes universitarios no sepan confrontar a un maestro que se pone a pontificar de religión, a negar la existencia de Dios, a decir que todas las religiones son iguales o que Jesús fue un gurú de la India. Estos jóvenes se queden callados y tragándose en su pupitre todo eso porque no tienen ningún argumento de como responder. Películas, novelas, profesores universitarios, documentales buscan constantemente barrer la fe.
2. La verdadera apologética nos libra de dos extremos.
El fideísmo: Creer por creer, lo entienda o no. Creer porque lo dice el cura, porque me lo contó la abuela. Es lógico que ésta misma gente después, deja de creer en la abuela y termina creyéndose como verdad infalible lo que dice el periódico, lo que dicen la televisión, o el teólogo de kiosco.
El otro extremo es el racionalismo, la idolatría de mi pobre entender. El racionalismo es la necedad de rechazar, lo sobrenatural, el misterio, la revelación por la sencilla razón de que no me cabe en la cabeza. Es auto convencerme de que algo no puede ser verdad, por la razón de que no lo entiendo. La nueva apologética rompe cadenas y nos libra de esos extremos y nos ayuda a saborear el esplendor de la verdad. La apologética aclara, distingue, analiza, verifica, se cerciora y prueba. Hacer esto es humano, es noble y es inteligente, y prueba que es razonable el creer.
La apologética me libra de uno de los peros enemigos de nuestro tiempo que es el relativismo, no hay verdades absolutas, todo es discutible. Me ayuda a admirarme y dejarme seducir por ese esplendor de la verdad, porque Dios quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad. El conocer esa verdad exige esfuerzo exige reflexión. Me ayuda también a librarme de prejuicios difundidos como rechazar todo dogma, toda verdad por confundir dogma con dogmatismo, con opresión de la autoridad. Esta nueva enfermedad que tienen muchos sacerdotes e incluso obispos que ven a Roma y en concreto a la doctrina de la fe como una GESTAPO, llaman al Cardenal Ratzinger como el Rotwailler del Papa.
Los dogmas no son en realidad imposiciones de la Iglesia sino verdades hermosas, ricas, verdades de diamante que a través de largos años de reflexión con la luz del Espíritu Santo la Iglesia alcanzo. Y la cual protege para que iluminen a todos y no para imponernos esa verdad.
Estamos atacados no solo por el materialismo, el indiferentismo, y el racionalismo, sino por los teólogos disidentes que discuten todo dogma y no sabemos que responder.
3. La Nueva apologética busca una fe razonada.
La Nueva apologética busca una fe razonada y los que han escuchado los más de 3,000 programas que tenemos en Hombre Nuevo ya habrán notado y es que es una apologética que da argumentos a cuatro niveles.
1. Nivel de lógica, de sentido común,
2. Nivel de Escritura,
3. Nivel de Historia
4. Nivel de Magisterio.
La nueva apologética debe ser bíblica. Debe estar fundamentada fuertemente en las sagradas escrituras por dos razones:
1. Lo pide el Concilio
2. Es el instrumento de dialogo con los protestantes.
Es importante aclarar que no basta decir que tenemos que usar la Biblia, tenemos que enseñar a usar la Biblia al estilo católico. También, tenemos que enseñar con el catecismo y con el magisterio. En todas las parroquias debe haber cursos de Biblia y como compartir la fe con la Biblia en la mano.
La nueva apologética además debe ser Cristocéntrica. Todo lo que defendamos o propongamos tiene que ser iluminado por la cristologia. Tiene que ayudarnos a conocer y amar más a Jesucristo. Si amamos a Maria es porque ella es la madre de Cristo, si creemos en la Eucaristía es porque Cristo nos lo enseña, si hablamos de la Iglesia es porque es la Iglesia de Cristo.
La nueva apologética debe estar encendida en la caridad. Hay que decir la verdad pero siempre movidos de la caridad del celo por la salvación de las almas, y no de vencer o de imponer a otros mis ideas.
La nueva apologética finalmente debe ser expuesta en la libertad. Se propone no se impone. Nosotros debemos siempre decir la verdad y defender la verdad pero el otro no tiene necesariamente obligación de escucharnos, es libre y debemos respetar al que no quiere escuchar, al que no le interesa. La otra persona también debe respetar nuestro derecho de defender lo que nosotros creemos. Si el maestro de química tiene derecho en la clase a decir que Dios no existe ,yo también tengo derecho de ponerme de pie y decirle que demuestre cual es la formula química que prueba lo que afirma.
El Papa Juan Pablo II decía en Mayo del 2002 "Necesitamos una nueva apologética, que se adapte a las necesidades de hoy, que tenga en cuenta que nuestra tarea no es vencer con los argumentos sino conquistar almas. (Vez lo que te decía la apologética no es para pelear, es para salvar las almas) Una apologética de este tipo necesitará respirar un espíritu de humanidad, aquella humildad y compasión que son necesarias para comprender las ansiedades y los interrogantes de las personas". La apologética es necesaria, la Nueva apologética, que no es confrontación sino celo para que las almas conozcan lo que tienen, amen lo que conocen y vivan lo que aman. No se trata de enfrentarme al otro sino mostrar al otro el esplendor de la verdad, la belleza de nuestra fe, la hermosura de la Iglesia de Cristo. Eso es lo que yo trato de hacer.
Ademas del magisterio mi experiencia personal es que la gente esta perdiendo la fe, precisamente porque no tienen razones para justificar sus creencias.
Los evangélicos y otros grupos fundamentalistas están constantemente cuestionando nuestra fe y usan la Biblia para probar sus argumentos. Las universidades y colegios también cuestionan la fe. Los maestros que enseñan física o matemáticas enseñan a los estudiantes que Dios no existe. En todas las universidades se da estudio de las regiones comparadas y se enseña que todas las religiones se parecen porque todas creen en un ser supremo, tiene ritos y creencias. Afirman que Jesucristo fue uno más en el club de los grandes iluminados y que todas las Iglesias son iguales y que es soberbia el pretender que una sola Iglesia es la detentora de la verdad.
Una de mis herramientas que me ayuda a defender mi fe es el haber leído y estudiado todos los documento del Santo Padre y el Santo Padre defiende la apologética.
No recuerdo todos los textos pero si leen por el ejemplo la Redemptoris Missio, en ella el Papa habla de los obstáculos para la evangelización y menciona entre ellos el irenismo. El irenismo acuerda que todas las religiones son iguales y de que da lo mismo en que religión este te vas a salvar, un mal entendido ecumenismo y el deprecio de la apologética.
La apologética no es pleito, ni discusión. La apologética es estar preparados para dar razón de nuestra esperanza.
Los grandes apologistas, padres de la Iglesia san Ireneo san Justino.
El Papa en su libro Jesús de Nazaret tiene un dialogo con el judío Neusner sobre la divinidad de Jesucristo. Es un libro de apologética. Ciertamente adaptada al hombre moderno y en un estilo propio de el. Su libro defiende la divinidad de Jesus contra los teólogos otros que dicen que Jesús fue uno más del club de los iluminados.
4. Defender la autenticidad de los evangelios.
Actualmente, los evangélicos no tiene miedo de hablar en la radio y visitar las casas y hablar de lo que ellos creen. Ustedes no van a poder impedir que ellos hablen con su gente, ellos no tienen miedo. Ellos van a las casas, hablan por la radio, comprometen a su gente a conseguir adepto, son muy proselitistas.
5. La fe se fortalece dándola.
Es verdad que la apologética tiene un concepto despectivo y si les da vergüenza que los llamen pre conciliares, retrogradado cavernícolas, pues no la usen. Vamos a llamarla razones de nuestra esperanza, razones para creer.
Si hay alguien que esta dedicado a dar razones de la fe es Benedicto XVI. Nadie como el promueve el que la fe tenga razones para justificar sus argumentos.
Precisamente el famoso pleito de Rguesburg no es sino un pleito apologético y el Papa no tuvo miedo de citar el fundamento de este pleito. El argumento fundamental dado por Manuel Palelogo contra un visir musulmán: "Muestrame que hay en el Islam y no te encontraras sino violencia" El Papa no se retracto de esta afirmación. Muy pocos entendieron el argumento: y el argumento es tan sencillo como lo siguiente: si una religión proclama ser divinamente inspirada no lo puede hacer por metidos violentos (este es un argumento directo un golpe al hígado contra el fundamentalísimo islámico), necesariamente tiene que hacer lo con argumento, porque Dios es razonable. Por tanto si una religión es divinamente inspirada lo debe hacer presentando sus argumentos y no con la espada. Desde cuando es una ofensa preguntar a cualquier personas cuales son los argumentos de tu fe, de tu creencia?
La Iglesia católica tiene argumentos fuertes, argumentos bíblicos y argumentos de lógica para creer. Desafortunadamente, si nosotros los ignoramos si nuestra gente los ignora no tiene con que defenderse de los ataques. No solo de los ataques de las sectas sino de este mundo perverso y pervertidor.
6. Los jóvenes pierden la fe en la universidad.
La apologética moderna necesita no solo conocer la fe y sus razones, también exige conocer al hombre. Un hombre que se revela contra toda verdad que exige un cambio de vida, un hombre más pronto a dudar que a creer, más pronto a poner objeciones que a estudiar y cerciorase, un hombre que le da prioridad al sentimiento sobre la razón, un hombre que prefiere la falsa libertad de la incertidumbre a la solidez de la verdad, un hombre que usa la razón de manera restringida, y además atrofiada por prejuicios, malos entendidos y pasiones desorbitadas. Es verdad que la enfermedad es diferente pero no porque la enfermedad es diferente se va abolir la medicina sino se tiene que aplicar una medicina diferente. Por eso no debemos abolir la apologética sino cambiar las recetas apologéticas, una nueva apologética que usa la razón , la lógica, que usa los argumentos bíblicos y la historia, una apologética que no solo busca probar que Dios existe sino mostrar que Dios es bondadoso. Que no solo prueba que Cristo es Dios sino que invita a contemplarlo. La apologética de la samaritana: "Venga y vean" .
Por Juan Rivas
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