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Gente hipócrita en la Iglesia.
La hipocresía religiosa es algo que la gente critica. Muchas personas dejan de ira Misa porque hay mucha gente hipócrita en la Iglesia. ¿Ese es tu caso?
¡Por supuesto que hay mucha gente que va a la iglesia y son hipócritas! Eso no lo podemos negar. Pero hey… ¿eso es motivo para dejar de ir a la Iglesia? Yo pienso que no, y deja te explico porque.
Antes que nada es entendible que mucha gente se ofenda porque muchos cristianos no viven las exigencias cristiana. Encima de eso nuestros líderes han sido un ejemplo claro de la hipocresía en la Iglesia. Es normal que la gente se sienta defraudada.
¿Qué es un hipócrita?
No me quiero detener mucho aquí porque todos sabemos que es un hipócrita. De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española, la hipocresía es: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.
En términos simples, un hipócrita es alguien que hace lo contrario de lo que dice: “no vive lo que predica”.
Un padre de familia que le gusta la cerveza y a la misma vez le advierte a su hijo no beber cerveza puede ser visto como un hipócrita.
¿Qué es la hipocresía religiosa?
Siguiendo esta misma definición, un hipócrita religioso sería una persona que al entrar a la Iglesia se pone la máscara de santo y al salir la del diablo. Una persona que se persigna o lleva una cruz pero deshonra la cruz de Cristo con su mal ejemplo.
Pero es importante hacer la aclaración de que no todos los que pecan son hipócritas. Escribe Karlo Broussard:
“La mayoría de los cristianos no se ajustan a la descripción de hipócrita religioso porque la mayoría de los cristianos no fingen adherirse a la fe mientras rompen intencionadamente los mandamientos. Más bien, la mayoría de los cristianos quieren seguir las enseñanzas del cristianismo, pero no lo hacen de manera consistente debido a las imperfecciones que todos tenemos.” (Prepare the Way, Broussard, K. (2018). Prepare the Way)
Por otro lado, si la Iglesia afirmara ser una asociación de personas perfectas, entonces ciertamente estaría llena de hipócrita. Pero la Iglesia nunca ha dicho eso.
Por el contrario, ha dicho que mientras estemos en este mundo todos estamos tentados a caer en toda sería de pecados, incluyendo el pecado de la hipocresía.
Iglesia de justos, pecadores y de hipócritas.
Decía Chesterton: “La Iglesia se ve justificada, no por el hecho de que sus hijos no pequen, sino precisamente porque lo hacen.” (El hombre eterno, p. 22.)
O sea, el mismo hecho de que existe gente hipócrita en la Iglesia es un punto a favor de la Iglesia no un punto en su contra. ¿Porqué? Pues porque la Iglesia existe precisamente para remediar el daño del pecado y corregir el fallo de la hipocresía.
«¿Por qué come su maestro con los publicanos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médicos los que están fuertes sino los que están mal. Vayan pues a aprender qué significa Misericordia; quiero que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» (Mat 9.11–13).
Juzgar a todos por igual (generalizar).
Muchas veces solemos generalizar sin fundamento. Decimos que hay mucha gente hipócrita en la Iglesia solo por el hecho de que a la parroquia donde vamos a Misa algunos de mis conocidos incumplen sus deberes cristianos.
No digo que no haya muchos hipócritas al lugar donde vamos a celebrar la Misa, digo que es un error generalizar y decir que la Iglesia está llena de hipócritas.
Para hacer tal afirmación se necesitan datos concretos, alguna encuesta o algo similar, no solo conclusiones a partir de la observación y calificación de los miembros de tu iglesia.
Además, uno tiene que preguntarse si la gran mayoría de las personas identificadas como hipócritas al lugar donde asistimos se vuelven mejores o peores.
Suponiendo que se vuelven peores, ¿no es motivo para que tú te conviertas en un mejor cristiano y des buen ejemplo en vez de abandonar la Iglesia?
Cabras y Ovejas.
Sumado a todo esto, no todos los que van a Misa van porque son creyentes de verdad. Hay personas que van a Misa por diferentes motivos, y en eso es lo primero en que nos deberíamos fijar.
Hay quienes en el fondo no quieren dar un paso más para acercarse a Dios y a comprometerse con los deberes y exigencias cristianas, porque aún hay cosas que los atan y satisfacen sus apetencias.
Recordemos además que la Iglesia es algo así como una hermosa catedral que ha sido dañada por el tiempo y el temporal, y requiere reparación para que vuelva a tener aquella hermosa apariencia que tenía en el pasado.
Los miembros de la Iglesia también somos como un templo que el pecado ha dejado desfigurado. Necesitamos trabajo, sacrificio, paciencia y sobre todo, la gracia de Dios, para que poco a poco pueda recobrar su estado original.
Solo Dios sabe quién es hipócrita.
De hecho nadie sabe a ciencia cierta quién es hipócrita y quién es honrado porque nadie puede leer el corazón de las personas, solo Dios.
Además, determinar si una persona es justa o hipócrita no es algo que se pueda determinar sólo con observar algún aspecto de su vida, hay que observar todo el cuadro.
Quizás aquel que tú llamas hipócrita sea un hombre que reconoce y está consciente de sus limitaciones y defectos y desea realmente cambiar de vida, pero aún está luchando con su carácter o sus defectos para ser mejor cada día.
“No es a nosotros a quienes corresponde decir quién, en el sentido más profundo, está o no está más cerca del espíritu de Cristo. Nosotros no vemos en el corazón de los hombres. No podemos juzgar, y de hecho se nos ha prohibido juzgar. Sería una perversa arrogancia por nuestra parte decir si un hombre es o no es cristiano en este sentido refinado.”
—C. S. Lewis. Mero Cristianismo. p. 16
La peor forma de hipocresía.
Querámoslo o no, todos en algún momento de nuestra vida hemos practicado alguna forma de hipocresía, y nada nos garantiza que mañana no caigamos de nuevo en este pecado.
Si solamente criticamos la hipocresía en la Iglesia, a la misma vez que no hacemos nada para cambiar nuestra propia actitud hacia Dios, estaríamos participando en una forma de hipocresía mucho más perversa.
Por eso, el simple hecho de que alguna persona que se sienta ofendida por la hipocresía de otras personas no es en sí un indicativo de que tal persona esté en una posición mejor ante Dios, de hecho puede que sea lo contrario.
Puede ser que esa persona sea muy crítico con el actuar de los demás, y muy liviano en el examen de su propia vida. Como decía San Agustín: —“Somos a veces muy cuidadosos para saber la vida ajena y desidiosos para enmendar la propia”. (Confesiones de S Agustín. Tomo II. (E. Zeballos, Trad.) (Vol. 2, p. 223).)
Muchos de aquellos que se escandalizan que en la Iglesia haya muchos hipócritas a veces son aún más hipócritas que los que critican. Digo esto porque en las empresas donde trabajan no están exentas de albergar gente hipócrita que no cumple con los reglamentos de la empresa.
Sin embargo, la misma persona que critica a los hipócritas de la Iglesia, no tiene mayor empacho en trabajar, ser cómplice, y hacer negocios con otros hipócritas si este ve la oportunidad de ganar dinero o algún beneficio.
Preguntas para los ofendidos.
¿Crees que es posible que la fe cristiana sea verdadera a pesar de que algunos miembros de la Iglesia no vivan de acuerdo con sus enseñanzas?
¿Desde cuándo te vales de la hipocresía de las personas para determinar tu afiliación en alguna asociación religiosa o secular?
Las acusaciones de hipocresía suponen que hay un estándar moral que los hipócritas rompen. ¿Pero de dónde viene este estándar sino de la misma Iglesia?
¿Crees que es posible que una persona pueda estar en medio de hipócritas y pecadores y aun así cumplir con sus obligaciones cristianas?
¿Crees que abandonar la Iglesia o dejar de ir a Misa porque hay muchos hipócritas soluciona el problema de hipocresía en la Iglesia?
Conclusión.
Hay que admitir que dentro de la Iglesia hay personas que son escándalo para otros por el mal ejemplo de sus vidas y la hipocresía con la que viven su fe. Pero ello no es razón o excusa para dejar ir a la Iglesia, sabiendo además que con ello se incurre en pecado grave. (Jn 15.6).
Por eso, aunque yo fuera el único honrado y justo en la Iglesia y todos los demás fueran hipócritas, yo debería luchar y orar para que los demás y no abandonar el barco por culpa de una rata que ha taladrado en ella algún agujero.
Cuando una persona va a Misa no debería preocuparse tanto si a su derecha tiene un hipócrita y a su izquierda un hombre honrado, debería más bien preocuparse si no está estancado en el medio, porque según Cristo, es mejor estos dos extremos de ser frío o caliente que ser tibio. (Apo 3.15–16).
Por eso a mi también me molesta que haya personas hipócritas en la Iglesia, pero me reconforta saber que Cristo murió también por ellos.
EVANGELIZA Y COMPARTE.
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Richbell Meléndez, laico católico dedicado a tiempo completo a la apologética y subdirector de la Escuela de Apologética Online DASM.