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Por: Fray Nelson Medina
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Muchos nos han preguntado sobre los cuestionamientos éticos y de otro orden que surgen con respecto a las vacunas para COVID-19. Un artículo bien documentado y reciente del portal católico Aleteia nos da la siguiente información:
“Este artículo resume la doctrina oficial católica romana sobre la vacunación con vínculos a los documentos originales. El lector puede ver más abajo una lista actualizada de las diferentes vacunas contra el coronavirus y su asociación con líneas celulares derivadas de tejido fetal abortado.
Este documento no valora los riesgos y beneficios médicos de cada vacuna. En definitiva, la decisión final de vacunarse depende de cada individuo, pero los católicos están llamados a discernir esta elección tanto intelectualmente como desde la oración y considerar honestamente la orientación de la Iglesia.
¿Cuál es la doctrina católica sobre la vacunación? ¿Algunas vacunas están relacionadas con el aborto? ¿Qué sucede con la vacuna contra el coronavirus/COVID?
En un esfuerzo por ayudar a los fieles en su discernimiento en relación a la vacunación, la Iglesia católica ha ofrecido enseñanzas específicas sobre el uso de vacunas, incluyendo las vacunas producidas con y/o desarrolladas empleando líneas o cepas celulares derivadas de tejido fetal abortado. Estas vacunas también se conocen como “vacunas de línea celular fetal” o “vacunas de cultivo en células diploides humanas”.
La pandemia de COVID-19 ha generado una tremenda publicidad a la inquietud por las vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, pero las cuestiones morales y éticas implicadas también se aplican a algunas vacunaciones infantiles rutinarias y otras vacunas en adultos. El Vaticano abordó formalmente este asunto por primera vez en 2005, cuando la Pontificia Academia para la Vida emitió el documento Reflexiones morales acerca de las vacunas preparadas a partir de células procedentes de fetos humanos abortados. La Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe también aprobó este documento.
En 2017, la Pontificia Academia para la Vida publicó un breve documento titulado Clarifications on the medical and scientific nature of vaccination(“Aclaraciones sobre la naturaleza científica y médica de la vacunación”). Esta aclaración se escribió en colaboración con la Conferencia episcopal italiana y la asociación de médicos católicos italianos Ufficio per la Pastorale della Salute. El documento de 2017 señala el descenso en los índices de vacunación en Italia, anima a vacunarse y concluye: “Creemos que se pueden aplicar todas las vacunas clínicamente recomendadas con la conciencia clara de que recurrir a dichas vacunas no significa una especie de cooperación con el aborto voluntario. Si bien nos comprometemos conjuntamente a garantizar que ninguna vacuna emplee material biológico procurado de abortos voluntarios para su preparación, reiteramos la responsabilidad moral de vacunarse, para que los niños y la población en general no corran graves riesgos para la salud”.
En respuesta a las vacunas contra la COVID-19, la Conferencia Episcopal católica de Estados Unidos (USCCB) publicó dos documentos nuevos, Moral Considerations of the New COVID-19 Vaccines (“Consideraciones morales de las nuevas vacunas contra la COVID-19”, el 11 de diciembre de 2020) y Answers to Key Ethical Questions About COVID-19 Vaccines (“Respuestas a cuestiones éticas clave sobre las vacunas contra la COVID-19”, el 1 de enero de 2021). Estos documentos reiteran los mismos conceptos debatidos en documentos anteriores con un énfasis específico sobre las vacunas contra la COVID-19. La Conferencia episcopal estadounidense llama a los católicos a elegir las marcas de vacunas que eviten el uso de vacunas asociadas con tejidos fetales abortados, peropermite el uso de vacunas con una asociación remota con el mal siempre y cuando no haya vacunas alternativas disponibles y la intención sea preservar la vida.
Mientras tanto, el Vaticano también ha hecho declaraciones sobre las vacunas contra la COVID-19. El 21 de diciembre de 2020, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la COVID-19. En este documento, reiteran los conceptos de documentos anteriores, declarando que es lícito emplear vacunas contra la COVID-19 que estén asociadas con tejidos fetales abortados si no existe una alternativa razonable y que “el uso lícito de esas vacunas no implica ni debe implicar en modo alguno la aprobación moral del uso de líneas celulares procedentes de fetos abortados. Por lo tanto, se pide tanto a las empresas farmacéuticas como a los organismos sanitarios gubernamentales, que produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados”.
El 29 de diciembre de 2020, la Comisión Vaticana COVID-19 y la Pontificia Academia para la Vida publicaron una declaración conjunta de 20 puntos sobre las vacunas contra la COVID-19 con el título: Vacuna para todos. 20 puntos para un mundo más justo y sano. Este artículo aborda amplias cuestiones relacionadas con las vacunas, desde la investigación y el desarrollo hasta las patentes y la explotación comercial, incluyendo la aprobación, distribución y administración.
A continuación, resumimos los aspectos éticos de las diferentes vacunas contra la COVID-19, además de otras vacunas comunes de la infancia y la adultez.
1. Pfizer: La vacuna contra el coronavirus o COVID de Pfizer/BioNTech, conocida como “BNT162b2”, se desarrolló empleando secuenciación genética en ordenadores sin recurrir a células fetales. La línea celular HEK-293 relacionada con el aborto se empleó en investigación relacionada con esta vacuna, pero no en los ensayos de la vacuna. Dicha línea celular derivó de células de riñón de un feto que fue abortado en 1973. Para la actual producción de esta vacuna no se requiere ninguna línea celular, fetal o de cualquier otro tipo. Esta vacuna se está utilizando actualmente y requiere de dos dosis. La vacuna de Pfizer/BioNTech necesita un almacenamiento “ultrafrío”, lo cual dificulta su distribución. Hoy en día, solamente se están considerando hospitales y grandes instalaciones como centros de distribución para esta vacuna.
2. Moderna: La vacuna “mRNA-1273” de Moderna no requiere cepas celulares fetales abortadas para su producción, pero sí se usaron cepas celulares fetales abortadas tanto en el desarrollo como en los ensayos de esta vacuna. Esta vacuna se usa actualmente y es más fácil de distribuir que la de Pfizer debido a sus menores exigencias de frío. También requiere dos dosis.
3. Johnson & Johnson:La vacuna contra la COVID-19 de J&J/Janssen sí usa la línea celular PER.c6 relacionada con el aborto para su producción en curso. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. PER.c6 es una línea celular registrada propiedad de Janssen, una subsidiaria de Johnson & Johnson, que fue desarrollada a partir de células retinianas de un feto de 18 semanas abortado en 1985. Esta vacuna se usa en la actualidad. Se trata de una vacuna monodosis, a diferencia de las otras vacunas contra la COVID, que requieren 2 dosis.
4. AstraZeneca: La vacuna “AZD1222” de AstraZeneca/Universidad de Oxford sí emplea la línea celular HEK-293 en su producción. Esta línea celular también se usó en el desarrollo y los ensayos de la vacuna. La vacuna de AstraZeneca no está aprobada en Estados Unidos. Ha sido aprobada previamente en otros lugares, pero retirada de su uso en Estados Unidos debido a preocupaciones por su seguridad y eficacia.
5. Sanofi/GlaxoSmithKline: La vacuna Sanofi/GSK “COVAX” no está asociada con líneas celulares fetales abortadas en sus ensayos, desarrollo o producción. GSK produce esta vacuna empleando un virus modificado cultivado en células de insectos. Es probable que esta vacuna esté disponible al público en verano de 2021. La empresa Sanofi también está desarrollando una vacuna diferente contra la COVID que sí empleó en su fase de investigación la línea celular HEK-293 relacionada con el aborto.
¿Existen diferencias morales y/o éticas entre las vacunas que precisan de líneas celulares fetales para su producción en curso frente a las que usaron estas líneas celulares para sus ensayos o desarrollo? De ser posible, ¿deberían los católicos hacer una elección de marca para evitar la vacuna de Johnson & Johnson (que emplea líneas celulares fetales para su producción actual)?
Algunos obispos de Estados Unidos han realizado declaraciones formales respondiendo a esta pregunta. El 5 de marzo de 2020, un grupo de obispos en puestos de liderazgo dentro de la USCCB publicaron una declaración en el sitio web de la Conferencia episcopal estadounidense donde expresaban: “Si una persona puede elegir entre vacunas contra la COVID-19 de igual seguridad y efectividad, entonces debería escoger la vacuna con menos conexiones con líneas celulares derivadas de abortos. Por tanto, si se tiene la capacidad de elegir una vacuna, las vacunas de Pfizer o Moderna deberían escogerse antes que la de Johnson & Johnson”. Otros obispos han hecho declaraciones oficiales que no abordan la cuestión de la elección de marca y enfatizan que todas las vacunas disponibles contra la COVID-19 pueden usarse con la conciencia tranquila.
El Vaticano no ha hecho ninguna declaración oficial en relación a la vacuna contra la COVID-19 de Johnson & Johnson, aunque un miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida sí publicó una declaración personal donde decía que todas las vacunas son moralmente aceptables.
En un esfuerzo por disipar la confusión, el 5 de marzo, un grupo de destacados académicos católicos provida publicó una declaración que abordaba este asunto en profundidad en el sitio web del Centro de Ética y Políticas Públicas (Ethics and Public Policy Center) de Estados Unidos. Esta declaración fue publicada de nuevo por la Pontificia Academia para la Vida en su sitio web. En el texto dicen: “Como cuestión descriptiva, algunos defensores provida pueden preferir utilizar una vacuna en lugar de otra para dar testimonio contra el mal del aborto o para señalar un respeto especial por los bebés no nacidos cuyas vidas se perdieron. Insistimos en que coincidimos con el obispo Rhoades en que dicha elección es una cuestión de conciencia personal. Sin embargo, consideramos un error decir que estas vacunas son moralmente permisibles para su uso y al mismo tiempo que algunas son preferibles a otras. Nos parece que no hay ninguna distinción real entre las vacunas en cuanto a su conexión con un aborto que sucedió hace muchas décadas y, por tanto, el punto de partida moral es de equivalencia”.
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Richbell Meléndez, laico católico dedicado a la apologética, colaborador asiduo de distintas páginas de apologética católica y subdirector de la escuela de apologética online DASM.
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