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Por: Richbell Meléndez

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La Virgen María por ser la madre de Dios, ha sido venerada por los Cristianos desde los primeros siglos como podemos apreciarlo en las palabras únicas que el Ángel Gabriel dirige hacia ella al decirle “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” (Lc 1, 28) palabras que según nos cuenta el teólogo del siglo II, Orígenes de Alejandría:

“El ángel saludó a María con una fórmula nueva, que no pude encontrar en ninguna parte de la Escritura y de la que poca cosa se debe decir. Es, de hecho, lo que dice: "Ave, llena de gracia", que en griego se dice: "κεχαριτωμένη". No recuerdo en que otra parte de la Escritura haya leído. Nunca esa fórmula fue dirigida a un hombre: "Salve, llena de gracia". Sólo a María ese saludo es reservado.” (Homilía en Lucas 7, 4)

Estas palabras son un reconocimiento único dirigido a María una muestra clara de veneración hacia ella, también tenemos las palabras dirigidas por el Espíritu Santo por medio de Santa Isabel “y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?” (Lc 1, 43) este texto es otra muestra clara de honra o veneración dirigido a María, solo ella tiene el honor de ser llamada “Madre del Señor” o en otras palabras la madre de Dios.

De hecho la misma Virgen María reconoce que todas las generaciones la llamarán bienaventurada que es una forma de decir que las generaciones la alabaran.

“Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Lucas 1, 48 (Biblia Reina Valera 1960)

La palabra griega μακαρίζω que se traduce como bienaventurada en el texto de Lucas 1, 48 también puede entenderse como “digna de alabar”, como explica Inmaculada Delgado Jara investigadora y docente universitaria española, especializada en griego helenístico, doctora en Filología Bíblica Trilingüe por la Universidad Pontificia de Salamanca y profesora titular de Lengua y Cultura Griega en esta misma Universidad.

“μακαρίζω (fto.2 act. μακαριῶ) tener por feliz, estimar dichoso, alabar como bienaventurado (Lc 1,48; Sant 5,11).” (Inmaculada Delgado Jara. Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento)

También tenemos un texto muy interesante de San Cirilo de Alejandría, el cual es citado por el mariólogo Gregorio Alastruey en su obra “Tratado de la Virgen Santísima” (p. 922):

“Los profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas alabanzas” (Hom 6, Contra Nestorium)

Podemos entonces considerar los textos anteriores para comprender porque el Cristianismo siempre ha venerado a la Virgen María madre de Dios, el teólogo ortodoxo Kallistos Ware resume la veneración a María de la siguiente manera: “Veneramos a la madre precisamente a causa del Hijo que tuvo” (Kallistos Ware. La Iglesia Ortodoxa. p. 233)

Sin embargo aunque la Iglesia Católica reconoce el honor que debemos darle a María por causa de su Hijo, la Iglesia también ha tenido que aclarar que esta veneración no puede compararse con la adoración a Dios, ya que solo a Dios debemos de adorar con culto de latría (Mt 4, 10) es decir no le podemos dar el lugar a María de diosa, este error lo cometieron algunas sectas en el siglo IV conocidas como Coliridianos o Filomarianitas (amantes de María) que según sabemos por San Epifanio de Salamina eran una secta que daban un culto de adoración a María como igual a Dios. Ante este error, la Iglesia por medio de sus miembros, particularmente por San Epifanio aclaró cuál era la verdadera veneración hacia la Virgen María.

“Ahora bien, el cuerpo de María era en verdad santo, pero no era Dios; la Virgen era en verdad virgen y reverenciada, pero no nos fue dada para la adoración, sino que ella misma adoró al que nació en la carne de ella (...) Honra a María, pero deja que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean adorados , pero que nadie adore a María (…) aunque María es la más bella, santa y venerable, no debe ser adorada.” (San Epifanio de Salamina. Panarion 79, 1, 4)

También en la Enciclopedia Católica (1910) disponible online, se mencionan otros santos de la Iglesia aparte de San Epifanio que condenaron las herejías de los Coliridianos o Filomarianitas.

“Las coliridianas, o filomarianitas, le ofrecían pequeñas tortas en sacrificio a la Madre de Dios; pero estas prácticas fueron condenadas por San Epifanio (Hær., LXXIX, en P.G., XLI, 740); Leoncio Bizancio, ("Contra Nest. et Eutych.", III, 6, en P.G., LXXXVI, 1364); y por San Juan Damasceno (Hær., LXXIX, en P.G., XCIV, 728).” (Enciclopedia Católica. Artículo: Intercesión)

Entonces como podemos ver la Iglesia siempre ha tenido claro como debe ser el culto de veneración dirigido a la Virgen María, que se distingue claramente del culto dado a Dios, el Catecismo de la Iglesia Católica lo expone de la siguiente manera:

971 "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lc 1, 48): "La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano" (MC 56). La Santísima Virgen «es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de "Madre de Dios", bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades [...] Este culto [...] aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente" (LG 66); encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oración mariana, como el Santo Rosario, "síntesis de todo el Evangelio" (MC 42).(Catecismo de la Iglesia Católica #971)

Por lo tanto las acusaciones que los no católicos hacen hacia la Iglesia Católica de adorar a María o de mariolatría, no tienen ningún sentido y parten más que nada de un prejuicio anti mariano y anticatólico como lo observa el teólogo estadounidense Timothy George, decano fundador de Beeson Divinity School.

“Los evangélicos deberían reexaminar sus actitudes negativas hacia María, muchas de las cuales derivan de prejuicios anticatólicos en lugar de una sólida teología bíblica.” (Timothy George. Artículo web: Evangélicos y la madre de Dios)

Estas actitudes anti marianas nacen por el no conocer la historia del Cristianismo ni comprender la veneración que el Cristianismo le ha dado a la Virgen María por ser la madre de Dios, sin embargo existen algunos eruditos protestantes que han tratado de rescatar el valor e importancia de María dentro del Cristianismo aclarando que la Iglesia Católica distingue claramente el culto de adoración que se le da a Dios, del culto de veneración que se le da a la Virgen Maria.

“Los buenos católicos saben, por supuesto, que María no es objeto de culto o el tipo de adoración que se da solo a Dios ( latria ), sino de veneración ( doulia ), aunque de un tipo especial ( hyperdoulia).” (Artículo web: Evangélicos y la madre de Dios)

Del mismo modo el ex sacerdote y erudito protestante Francisco Lacueva, les recuerda a los protestantes que no es correcto acusar a los católicos de mariolatría.

“Estos detalle merecen ser tenidos en cuenta, a fin de que no acusemos de mariolatría a los católicos” (Francisco Lacueva, Diccionario Teológico Ilustrado)

Sé que a pesar de toda esta explicación, seguirán insistiendo muchos en acusarnos a los católicos de adorar a María o de Mariolatría, pero como ven esas acusaciones no pasan más allá de ser muestra de un profundo sentimiento anti mariano y anticatólico. Mientras tanto el Cristianismo, la Iglesia Católica seguirá venerando a la madre de Dios, una forma de demostrarle nuestro amor, pero si piensas que por amar a María puedes llegar a amarla como a Dios, recuerda estas palabras atribuidas a San Maximiliano Kolbe.

“Nunca tengas miedo de amar demasiado a la Virgen. Jamás podrás amarla más que Jesús”. San Maximiliano Kolbe.

En este escrito me limite a demostrar el fundamento bíblico y patrístico de la veneración a la Virgen María así mismo demostrar como la Iglesia siempre ha condenado la Mariolatría, las objeciones que se puedan hacer respecto al culto de veneración de la Virgen María las responderé en otro escrito.


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Richbell Meléndez, laico católico dedicado a tiempo completo a la apologética y subdirector de la Escuela de Apologética Online DASM.

 

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