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Dicen que la homosexualidad es tan antigua como la humanidad, no lo sabemos; lo que sí sabemos es que está extendida en las culturas y en los tiempos. La homosexualidad diríamos pues, antes de nada, que es la orientación sexual que manifiesta una atracción sexual y sentimental hacia personas del mismo sexo.


No hay aún una respuesta clara y concreta a porqué algunas personas resultan ser homosexuales; hay teorías que apuntan cuestiones innatas, otras a herencias genéticas, otras a que es el resultado de experiencias – más o menos trágicas- vividas a lo largo de la existencia, a cuestiones de educación, de la relación con los padres, ..., entre otras. Lo cierto es que nos encontramos ante una realidad que afecta al "ser existencial", a realidades muy profundas del complejo ser humano.

 

 

En los tiempos actuales parece haber presiones desde instituciones o grupos, más o menos identificados, para extender la idea y la cultura de que la homosexualidad es una parte más, como otra cualquiera, de la existencia humana; no tanto mirando al corazón cuanto manifestando de forma estridente un hecho que, en sí, no es natural, en lo que a la propia ley natural de la complementariedad se refiere.


Sin embargo, hay series televisivas, cine, tertulias del corazón, programas de entretenimiento, etcétera en los que generalmente se presenta la homosexualidad como una pieza más del engranaje humano, dando a priori dicha realidad como normal.


Igualmente hay una idea, fundamentalmente extendida por los grupos de comunicación contrarios e incluso beligerantes con la Iglesia, de que esta condena a los homosexuales, los desprecia, e incluso excluye de la comunión católica a las personas que experimentan la referida atracción sexual hacia personas del mismo sexo.

 

No vamos a caer aquí en el viejo tópico de que la Iglesia está en contra de los homosexuales.
Acudamos en este punto a una reflexión serena y, desde mi punto de vista, simple: ¿Condena la Iglesia la heterosexualidad? La respuesta es obvia, no. ¿Condena la Iglesia la homosexualidad? La respuesta también es obvia, no.
Volvamos al título de este artículo: ¿Es pecado la homosexualidad? La respuesta es no. Como tampoco es pecado la heterosexualidad. Estamos situados aún en el plano de los sentimientos.


Recordemos las palabras exactas de el Papa Francisco el 29 de julio de 2013 expresadas a los periodistas en el avión de regreso del viaje a Brasil con ocasión de la JMJ Rio2013: "... Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quien soy yo para juzgarlo? El Catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad. El problema no es tener esa tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer lobby."

 

El Papa Francisco está haciendo una clara referencia a la persona, a sus sentimientos, a su voluntad, a su búsqueda. No hace referencia alguna a actos sexuales. Se centra en la humanidad de las personas homosexuales. Las acoge como las acoge la Iglesia: "... Deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta..." (Catecismo de la Iglesia Católica 2358)

 


Cosa distinta, y ahí creo que radica la confusión, es identificar la persona homosexual con las prácticas homosexuales. Si bien la Iglesia considera objetivamente desordenada esta inclinación, expresa con claridad su deseo de acogida, de delicadeza, y de lucha por que no sean injustamente discriminados. Pero eso no implica aprobar las prácticas homosexuales, como tampoco las heterosexuales, aunque estas últimas no entren en conflicto con la ley natural.

 

Así de sencillo,  e igual que siempre, se rechaza el pecado pero se ama al pecador. Un cosa es sentir ganas de hacer algo negativo y otra el llevarlo a cabo o realizarlo. El pecado es cuando se pasa de la inclinación a la acción. Cuando la persona heterosexual u homosexual hace algo contrario al plan de Dios es cuando el pecado se hace una realidad y esclavitud.

 


"Los actos homosexuales son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual a la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso". (Catecismo de la Iglesia católica 2357)

Para la doctrina de la Iglesia todo acto sexual debe estar orientado al amor de los esposos(matrimonio) y a la generación de la prole(hijos). Ambas realidades son imposibles por sí mismas desde la moral cristiana y desde la ley natural para las personas homosexuales.

 

 

Por eso una persona homosexual -como una heterosexual- está llamada a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana. (Catecismo de la Iglesia católica 2359)

Por Antonio Manuel Álvarez Becerra

 

Concluimos pues diciendo que la homosexualidad no es pecado; los actos homosexuales, sí lo son.

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